Mucho más de lascivia y erotismo que de tan solo sexo,
evita la mugre disfrazada de religión
y ahonda, por favor, en tu espiritualidad herida.
Comenta más sobre tus adversidades, tus vacíos, tus dudas,
y desecha —de una vez— la inútil politica,
que no sirve ni para ocultar los defectos que arrastras.
Juega conmigo el arte de la guerra:
solo así, por breves momentos,
podrás acercarte a esta paz errante.
Sumérgete en el océano más denso,
más allá de las fosas marianas,
donde duermen mis secretos más oscuros.
No temas a mis matices,
ni a las cicatrices visibles que te hablarán de mí.
Comenta menos de marcas, de objetos, de deportes —
toda esa basura… me desespera.
¡Ahora sí tienes mi atención!